Historia de Murcia

Murcia no es solo una ciudad luminosa del sureste español: es un cruce de culturas que ha sabido crecer entre la huerta, el río Segura y una historia que se respira en cada plaza y cada calle. Desde sus orígenes árabes hasta el dinamismo actual, la capital murciana guarda testimonios de todas las épocas en su casco histórico, en sus museos, en sus jardines y hasta en sus restaurantes más emblemáticos.

Los orígenes de Murcia y el río Segura

La historia de Murcia está íntimamente ligada al río Segura. Desde la fundación de la ciudad en época musulmana (siglo IX), el Segura fue la base para el regadío y la vida agrícola que dio origen a la fértil huerta murciana. El Puente de los Peligros, también conocido como Puente Viejo, simboliza hoy esa unión entre la ciudad y el río. A su lado, el Paseo del Malecón conserva la esencia de siglos de historia: un camino junto a la huerta, utilizado desde el medievo como defensa contra inundaciones y como lugar de paseo.

El corazón histórico: plazas y monumentos

En el centro de Murcia encontramos la Plaza del Cardenal Belluga, donde se alzan tres símbolos: el Ayuntamiento, el Palacio Episcopal y la Catedral de Murcia. Esta última, construida a lo largo de varios siglos, muestra capas de estilos que van del gótico al barroco. Desde su torre, se domina toda la ciudad.

A pocos pasos, la Glorieta de España es un espacio verde frente al Ayuntamiento, mientras que la Plaza de Santo Domingo, con su ficus centenario, conecta las calles comerciales como Trapería y Platería. Otra plaza icónica es la Plaza de las Flores, lugar de encuentro gastronómico donde se disfrutan tapas típicas como las marineras o los caballitos.

En el ámbito cultural, destacan el Teatro Romea, que desde el siglo XIX ha sido epicentro de la vida escénica, y el Teatro Circo Murcia, con una programación más contemporánea. Junto a ellos, el Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas completa la oferta musical y de espectáculos de gran formato.

Museos y arte a lo largo de la historia

Murcia es también ciudad de museos. El Museo Salzillo expone los pasos procesionales del escultor barroco Francisco Salzillo, Patrimonio Cultural de la ciudad. El Museo Arqueológico de Murcia (MAM) recoge vestigios que van desde la prehistoria hasta el mundo islámico. El Museo de la Ciencia y el Agua, por su parte, aporta un enfoque interactivo, perfecto para familias, y nos recuerda la importancia del agua en la historia murciana.

El Palacio Almudí, antiguo pósito de grano del siglo XVII, hoy funciona como sala de exposiciones y es otro ejemplo de cómo la historia se mezcla con el presente. Cada rincón aporta un relato sobre la evolución de Murcia como cruce de caminos y culturas.

Jardines históricos y huerta

Murcia no se entiende sin sus jardines, reflejo de la unión entre ciudad y naturaleza. El Jardín de Floridablanca, en el barrio del Carmen, es el más antiguo de España en uso público. El Jardín de la Seda recuerda la importancia histórica de la industria sedera. El Jardín del Salitre, también conocido como de la Pólvora, es otro pulmón verde que evoca el pasado militar. Y más allá, el Huerto de los Cipreses conserva la tradición agrícola que definió a Murcia durante siglos.

La Virgen de la Fuensanta y la devoción popular

En lo alto del monte, el Santuario de la Virgen de la Fuensanta ofrece vistas espectaculares de la ciudad y la huerta. La patrona de Murcia es protagonista de las fiestas más importantes, como la Romería de la Fuensanta, que conecta tradición, devoción e identidad colectiva.

Calles y costumbres

El llamado Tontódromo (Avenida Alfonso X el Sabio) ha sido siempre punto de encuentro y paseo. En calles como Trapería o Platería se concentra la vida comercial, mientras que la zona de ZigZag o el complejo Odiseo muestran la Murcia moderna y de ocio nocturno.

Gastronomía como patrimonio

La historia de Murcia también se saborea. Restaurantes como Salzillo, Virgen del Mar, El Churra, Los Zagales, Los Toneles, Morales, El Púlpito, La Finca Buenavista, Hispano o La Pequeña Taberna reflejan la evolución de la cocina local. A ellos se suman propuestas modernas como Pura Cepa, Almo, Local de Ensayo o El Pasaje de Belluga, que reinterpretan la tradición.

Las tapas murcianas —marineras, caballitos, pasteles de carne— cuentan tanto de la ciudad como sus monumentos. Tapear en la Plaza de las Flores o en Los Toneles es participar en una costumbre con siglos de historia.

Murcia contemporánea: cultura y deporte

Hoy la ciudad combina tradición con modernidad. El Estadio Enrique Roca (antigua Nueva Condomina) acoge partidos del Real Murcia y conciertos internacionales. Los centros comerciales como Nueva Condomina, Thader o La Noria Outlet muestran la Murcia actual, mientras que el Auditorio Víctor Villegas y los teatros completan la agenda cultural.

La historia de Murcia no se limita a los libros: se vive en sus plazas, en la Catedral y el Puente de los Peligros, en sus museos y jardines, en la devoción a la Fuensanta, en las calles comerciales, en los bares de toda la vida y en los restaurantes que combinan huerta y mar. Es una historia que conecta pasado y presente, donde cada paseo y cada bocado forman parte de un legado vivo que sigue creciendo día a día.

También te puede interesar